Entre los 16 y 17 años me vi inmersa en todos los libros de Lobsang Rampa y ellos me llevaron a conocer un grupo de Logia Blanca. Aprendí igualmente Tarot y la curiosidad me llevó por todas las artes adivinatorias.
Al mismo tiempo empecé como voluntaria en una asociación para personas con discapacidad física y psíquica.
Sin buscarlo me inscribí en la Universidad de Psicología a los 18 años, mientras tanto acudía a la Facultad de Medicina esperando una vacante para poder entrar, la cual no se produjo.
Terminé la carrera de Psicología e inicié un Master de Psicología Clínica. El libro de “La consciencia sin fronteras” de Ken Wilber me ayudó a integrar el caos que suponían todos los acercamientos psicológicos y darles una coherencia, una profundidad.
Con 25 años trabajé como Psicopedagoga para el Ayuntamiento de Burjassot en la Provincia de Valencia (España) y en un gabinete privado.
Durante Todos esos años seguía siendo voluntaria en varias entidades, como Psicólogos sin Fronteras, y aproveché cada verano para viajar como cooperante a un país diferente, estuve en Chile, Panamá, Mozambique, Kenia, Uganda.
A los 27 años conocí a Swami Rameswarananda Giri y la figura de Sri. Ramakrishna, quienes encendieron de nuevo mi corazón y mis ganas de búsqueda fuera de los libros y la teoría. Igualmente conocí a Maduri y sus profundos ojos me llevaron más allá de lo explicable.
Cuando cumplí 29 años, la Generalitat Valenciana me concedió una beca de cooperación para la AECID de Perú. Dejándolo todo decidí aceptar y allí permanecí 5 años, conociendo y evaluando todos los proyectos que la Cooperación Valenciana allí tenía.
Fue un tiempo de mucha apertura y opciones, lo aproveché para volverme a adentrar en la miles de formas que tenemos los humanos para contactar con el misterio, pasando por la Cábala, Cristaloterapia, Vipassana, Camino Rojo, la Danza del Sol y Búsqueda de Visión, Eneagrama, La medicina Ayahuasca y el Chamanismo andino, en el cual fui iniciada, entre otras.
A los 34 años volví a España y comencé a trabajar como Coordinadora en COCEMFE, Movimiento por la Paz y por último en Payasospital y como psicóloga en CEPAIM con personas solicitantes de asilo y refugio, manteniendo actualizada mi formación profesional.
Durante este tiempo, dentro de la línea del Yoga Vedanta, Sri. Ramakrishna guió mi corazón de vuelta. Igualmente me centré en seguir trabajándome a nivel personal a través del Método Phi.
A mis 50 años podría decir que después de este viaje la psicología tiene su sentido, descubrirse y soltar es una tarea prioritaria para vivir bien.
Mi mejor inversión ha sido conocerme a mi misma, reconocer y ser capaz de ver mi propio autoengaño y ser feliz… Es un camino de búsqueda interior en el que soy consciente que me seguirá llevando toda la vida pero vale la pena.
Hoy veo en los cuentos de Antony de Mello aún más profundidad desde su misma sencillez.