¿En qué modo estás?
Enfadado/a o Agradecido/a
Muchas veces no me doy cuenta de cuál es mi actitud día a día, desde que me levanto hasta que me acuesto, y parece, muchas veces, que vaya en piloto automático.
Pero, ¿Cuál es la emoción predominante o los pensamientos constantes que mantengo? .
Siempre es bueno pararse un poco y reflexionarlo.
Entonces ¿Miro la botella medio llena o medio vacía?.
Y me puedo preguntar, para no escaparme y ser sincero/a:
– De 1 a 10, ¿Cuántas veces al día me quejé hoy o ayer?
– Y de 1 a 10, ¿Cuántas veces al día estuve hoy o ayer en modo aceptación y agradecimiento?
Estas preguntas te ayudarán a ser consciente y sincero contigo mismo/a dándote la oportunidad de parar la inercia y redirigir tu energía de la queja a la responsabilidad y gratitud.
Cuando estamos en modo enfado cualquier cosa nos irrita, vemos problemas en casi todo, las cosas no son y no están como nos gustaría. Las personas deberían pensar más las cosas, parece que lo hacen adrede… Esa queja constante nos lleva a estar enfadados y tener una actitud irritable, ósea a la mínima saltamos, incluso nos quejamos estando solos, hablando solos, intentando convencer a otros de lo injusto que es la situación que nos molesta. El problema siempre está fuera.
*Imagínate estas diferentes escenas:
– Una plaza bonita y una persona enfadada porque el banco para sentarse no le da la sombra de un árbol. Piensa: ¡Este banco deberían haberlo puesto para que el árbol le de sombra! , sin nisiquiera pensar que a otra hora del día si dará sombra, pero claro, él no estará a esa hora y lo quiere ya. Actitud: Miramos solo nuestras necesidades, gustos, preferencias, todo tiene que ser como yo digo y a mi conveniencia, si las cosas no son como quiero me enfado y me justifico.
– Una persona enfadada, con cualquier asunto, pisando bellas margaritas (la zona de las margaritas pisadas está en gris como si hubiera creado fealdad). Actitud: Hacemos daño a nuestro alrededor con nuestra actitud de enfado, a las personas que nos rodean, que queremos, vamos destruyendo y dejando basura emocional alrededor, somos tóxicos hasta con nosotros mismos. Mucha gente nos rehúye o nos trata de forma desagradable, y pensamos que el problema siempre es de ellos o de la situación injusta. Otras veces nos reunimos con gente que también se queja y nos retroalimentamos, sin salir de ahi.
Cuando estamos agradecidos, aun en un entorno hostil y lugar desagradable, siempre podemos encontrar nuestro equilibrio interno y agradecer algo tan pequeño como poder respirar.
*Imagínate estas diferentes escenas:
– Un lugar deteriorado, gris, feo y una persona sentada respirando conscientemente, concentrada en sí misma y con todo lo que le rodea. Actitud: Aceptación de las cosas tal y como son.
– Una persona regando unas margaritas pequeñas, creando belleza frente al resto del entorno, todo gris. Actitud: Podemos crear vida, hacer un entorno agradable, cuidar a las personas que queremos y con una forma de ser abierta ir cambiando el entorno poco a poco, hasta donde nuestro inegoismo nos permita.
Responsabilizarte de tu actitud, mirada y atención, no solo te proporcionará felicidad y equilibrio, sino que mejorará tus relaciones y entorno. Depende solo de tí.
De nuevo puedes preguntarte, ¿En qué modo estoy ahora?.
Tú eres tu varita mágica y puedes hacer que la respuesta sea; ¡Feliz!.